Despedida del Año y Bienvenida a un nuevo ciclo.
Hugo Cisternas
El Año Nuevo Chino es un recordatorio de la impermanencia, del fluir continuo del tiempo y de la profunda aceptación de que los seres humanos somos parte de los ciclos cósmicos.
La energía del fuego, representada por el color rojo y el estruendo de los petardos, simboliza la transformación: la necesaria destrucción de lo viejo para dar paso a lo nuevo. Es un acto de desapego, perdón y olvido de las malas experiencias, para reiniciar un ciclo renovado. Sin embargo, debemos honrar el pasado que nos ha formado, pero que no define lo que podemos llegar a ser.
La Cena Familiar: Una invitación a la Prosperidad
La Noche Vieja (este año la noche del 28 de enero) comienza con una cena familiar. En la mesa se sirven los jiaozi, ravioles chinos rellenos de carne, verduras o mariscos, que en Chile conocemos como “giosas”, su nombre japonés. Los jiaozi tienen una forma que recuerda a los antiguos lingotes de oro chinos, lo que los convierte en un símbolo de riqueza. Comer jiaozi es una forma simbólica de invocar la prosperidad financiera para el nuevo año.
También se sirve pescado, cuyo nombre en mandarín, yú, es homófono de la palabra abundancia. Tradicionalmente, no se debe comer todo el pescado durante la comida, lo que simboliza que la abundancia debe continuar durante todo el año. El resto del pescado se consume al día siguiente, un gesto que recuerda que, a pesar de las dificultades, la prosperidad siempre debe fluir, como el agua que nunca se detiene.
Evitar cuchillos y tijeras
En el Año Nuevo Chino, ocultar cuchillos y tijeras es un gesto simbólico de mantener la unidad y evitar "cortar" relaciones, reflejando el deseo de armonía en el nuevo ciclo. Se elige servir la comida en trozos que no necesitan ser cortados, lo que refuerza la idea de compartir sin divisiones. Así, se invita a mantener intactos los lazos familiares y sociales, simbolizando que, al igual que la comida fluye sin interrupciones, las relaciones deben continuar fuertes y unidas, sin rupturas innecesarias.
El Poder de los Dulces: Nianhuo
Después de la cena, es tradicional compartir dulces y caramelos, conocidos como nianhuo. El intercambio de estos dulces tiene una función tanto nutritiva como simbólica. El sabor dulce estimula la función digestiva del bazo, así los nianhuo representan el Qi postnatal o Qi adquirido, que es el Qi proveniente de los alimentos. Al compartirlos y saborearlos, las buenas energías y la prosperidad se multiplican.
Los nianhuo son símbolos de una vida dulce y plena, un Qi fuerte que permitirá mantener la salud y renovar las energías. Si no puedes conseguir nianhuo, no te preocupes, un caramelo rojo con sabor a naranja, frutilla o frambuesa son igualmente perfectos. O, si prefieres, unas deliciosas naranjas confitadas bañadas en chocolate también servirán para el propósito.
Los Sobres Rojos: Hóng Bāo
Una de las tradiciones más clásicas del Año Nuevo Chino es regalar sobres rojos con dinero. Estos sobres representan una forma de bendición y buena suerte. El color rojo, asociado con la energía del fuego, es símbolo de prosperidad y protección.
El dinero dentro del sobre tiene un propósito más simbólico que práctico: al recibir estos sobres, la fortuna y la prosperidad llegarán a la persona durante el nuevo año. Los sobres rojos deben ser entregados con ambas manos, un gesto de respeto y gratitud que simboliza el sincero deseo de bienestar para el otro.
Pasar la Medianoche Despierto
Quedarse despierto hasta la medianoche es una práctica común para asegurarse de que las malas energías del año viejo no se “cuelen” hacia el nuevo. La medianoche marca la transición entre el ciclo que termina y el que comienza, y permanecer despierto es una forma de garantizar que las energías negativas del pasado dejen de influir en el futuro.
Justo a la medianoche, se hace ruido con petardos, tambores y otros instrumentos de percusión. Se abren las ventanas y se encienden las luces. Este estruendo tiene la finalidad de ahuyentar las malas energías y permitir que se disipen. Las campanas, tocadas justo después de la medianoche como símbolo de purificación, también limpian el aire y dan la bienvenida a los nuevos comienzos.
Al abrir las puertas y ventanas de la casa, las energías negativas se liberan, y las energías frescas del nuevo año pueden entrar, asegurando que el hogar esté lleno de buena suerte y prosperidad. Además, las luces que se encienden en las casas, junto con linternas y faroles, simbolizan la victoria sobre la oscuridad y el advenimiento de un futuro luminoso.
Ropa Interior Roja
Una tradición única del Año Nuevo Chino es usar ropa interior roja durante la Noche Vieja y, a menudo, también el primer día del año. El color rojo es universalmente reconocido en la cultura china como el color de la buena suerte y la protección. El rojo aleja los espíritus malignos y las influencias negativas, asegurando un futuro próspero.
El color rojo nos recuerda el fuego, la expresividad, el entusiasmo y el impulso de compartir e interactuar, crear nexos y calidez entre los seres humanos, tomar partido por causas altruistas y superarnos a nosotros mismos para ir más allá de nuestros propios límites, al mismo tiempo que nos invita a crear armonía con los demás.
Por el contrario, se evita el uso del color blanco, ya que este está asociado con el luto y los funerales, lo cual sería considerado inapropiado para dar inicio a un nuevo ciclo de vida.
El Número Cuatro
En la cultura china, se evita el número cuatro (sì) debido a su pronunciación, que es similar a la palabra para "muerte" (sǐ). Por este motivo, las personas suelen evitar este número en decoraciones o al organizar objetos.
Los inciensos
Los inciensos, encendidos en tres varitas, son una forma de honrar a los ancestros que nos han formado, a la familia que nos acompaña en el presente y a aquellos que aún no han llegado, pero cuyo futuro depende de nuestra perseverancia y decisiones.
Estos inciensos se colocan en un bol con arroz, creando una atmósfera de serenidad y respeto.
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