miércoles, 9 de noviembre de 2016

Disculpe las molestias, estamos trabajando para usted…

Pues en realidad fíjese Ud., que yo estoy aquí, delante de un hoyo, una calle cerrada, un desvío y un taco inmenso, una vereda inutilizable, una sucursal con un solo cajero y una fila enorme, una tienda con ropa amontonada en los pasillos, y las cajas en otro piso, una internet que no funciona, un impuesto que sube más que mi sueldo (ooops, perdón ¿Cuál sueldo?), un fondo de AFP que se ajusta a los “riesgos” del mercado y los retiros de ganancias de los inversionistas hábiles…

Me pregunto: “¿Para quién es ese letrero?”  Porque, para mí, no es… a mí me están jodiendo en este preciso momento con estos trabajos; a mí me están arruinando un día porque no me avisaron de estos problemas, porque si me avisaron no me mostraron alternativas, porque me tengo que bancar las molestias y los problemas que me provocan estos trabajos que.  Para mí, se lee:
“Aguántese estas molestias, estamos trabajando para otro, y la verdad Ud. no nos importa en absoluto”

El Servicio a Clientes que más bien es un “Servicio para otros clientes… no para Ud.”
Si esta es la realidad del comercio y del mercado en que estamos… en política es bien parecido:

El discurso es “Disculpe las molestias, estamos trabajando por el bien del País, por el Futuro, por los que vienen…”  ya podemos ir enterándonos: bánquese las molestias, apriétese el cinturón, regrese otro día, todo lo que hacemos es para otros, no para Ud.

El candidato que dice a sus electores: Cuando me elijan, los representaré y trabajaré para Ustedes… resulta que al ser elegido nos damos cuenta que realmente representan y trabajan para otros, no para nosotros, los que lo elegimos. Trabaja por Principios, por Valores, por Dinero, por los Poderes Fácticos, por su reelección, por Ideales… por diferentes cosas… pero no por quienes los elegimos.

El consumidor… así como el ciudadano elector… al principio, por inercia, por el hechizo de la publicidad y las promesas, por ingenuidad… no sabemos realmente por qué… sigue comprando… sigue votando y eligiendo a los mismos… es cierto, son menos, cuesta más (a)traer clientes y electores.

Hay algunos consumidores (y electores) que espontáneamente se comunican y usan la plaza pública para reunirse (que en tiempos modernos se llama Redes Sociales), o se juntan en pequeños grupos (que ahora se llama WhatsApp) y hacen otras cosas: dejan de consumir, cambian su consumo a otros productos, intercambian en lugar de comprar, hacen compras “con sentido”… no hay realmente una organización central que dirija estos patrones de consumo… es un movimiento orgánico, sistémico, que responde a esos “Disculpe las molestias”.

Este movimiento orgánico, sin un poder central, sin un representante, sin un plan o propuesta, sin promesas, es invisible a las organizaciones grandes, o a los gobiernos, a los estudios de mercado y encuestas (son como “ruido blanco”)… y si son visibles no son comprensibles (marchas, expresiones de violencia, expresiones artísticas, etc.).

Son esos, los que sufren las molestias de los hoyos, las construcciones, el mal servicio, el desarrollo del país, las bajadas del mercado, las crisis económicas, las malas jubilaciones… las promesas incumplidas de los candidatos, los cambios de los planos reguladores, las nuevas leyes tributarias, del trabajo, educación… Son esos, los que igual tienen que (sobre)vivir aquí y ahora… 


Son esos, a los que no se pide disculpas y pero se tienen que bancar las molestias, los de la larga cola, los que están en la parte angosta de Pareto, los que descolocan los resultados electorales y a las empresas.